Época Actual
Época Actual
Esta época es la que más
tenemos conocimiento de ella, los filósofos de esta época por lo general
revolucionan las corrientes y pensamientos filosóficos de otros filósofos que
dieron el inicio de esas corrientes filosóficas. Esta época comprende desde el
inicio del siglo XIX hasta la
actualidad.
Edith Stein
(Santa
Teresa Benedicta de la Cruz; Breslau, 1891-Auschwitz, 1942) Filósofa y
religiosa alemana de origen judío que fue víctima de la barbarie nazi, tras
producir importantes obras teológicas. Perteneciente a una familia judía, se
convirtió al catolicismo, adoptando el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz al
tomar los hábitos, y descubrió a Tomás de Aquino, Duns Escoto y San Juan de la
Cruz. Su obra filosófica constituye un nexo fundamental entre el cristianismo y
la fenomenología de Husserl, de quien fue discípula. Su tesis El ser
finito y el ser eterno, escrita en 1933, no fue publicada hasta 1950.
Año:
1891- 1942
Corriente
filosófica: Personalismo
Pensamiento
En el desarrollo intelectual
de Edith Stein no se advierten rupturas. Su Disertación doctoral Sobre el
problema de la empatía (1916) se inscribe en la corriente fenomenológica
tal como se cultivaba en Gotinga, mostrándose crítica con la interpretación
psicologista de este fenómeno en T. Lipps. Posteriormente se dedica a estudios
epistemológicos relativos a las ciencias del espíritu, apartándose del nivel
psicológico-genético en que Dilthey sitúa la fundamentación para poner a la
persona singular y comunitaria en el núcleo fundamental de las ciencias
históricas y de la cultura (Contribuciones a una fundamentación filosófica de
la Psicología y las Ciencias del espíritu). También son de este periodo sus
escritos de Filosofía social y política, en los que acusa el primado de la
persona en su dimensión comunitaria para la legitimación del poder de las leyes
y del Estado por contraposición a la Teoría pura del Derecho de Hans Kelsen.
Posteriormente y tras su
conversión lee y traduce obras de Tomás de Aquino (De ente et essentia y
las Quaestiones disputatae de Veritate) y se familiariza con el tomismo
alemán de principios de siglo, representado entre otros por J. Gredt, M. Grabmann
o T. Manser. En las obras fundamentales de esta etapa de madurez efectúa una
síntesis entre el método fenomenológico-descriptivo y el realismo clásico,
sobre todo a propósito de la introducción de los conceptos de acto y potencia
(resaltados en la obra Acto y potencia, que es preparatoria de Ser
finito y ser eterno) y de sus estudios antropológicos. Y elabora una concepción
de la persona, que evita por igual el trascendentalismo idealista del yo puro
(Husserl) y la sustantivación de las colectividades como personas (Scheler).
Precisamente para ello le son fructíferas nociones ontológicas, como la
hipóstasis y la relación (a partir de ambas define al espíritu, como un salir
de sí), o la doctrina de Tomás de Aquino sobre los trascendentales.
Nos ha dejado, por otra
parte, una serie de conferencias y ensayos sobre los conceptos de formación
(Bildung) y las bases de una Pedagogía humanista de inspiración cristiana.
Acusa asimismo en sus últimos escritos la huella de San Agustín y de la
Teología simbólica en su acercamiento racional a Dios (Caminos para el
conocimiento de Dios). Y, por fin, muestra un minucioso conocimiento de los
místicos castellanos, sobre todo en su obra póstuma Ciencia de la Cruz,
dedicada a comentar algunas obras de San Juan de la Cruz.
Aportes
La filosofía de Edith Stein
es una combinación original de fenomenología y pensamiento escolástico.
Para Edith S. La feminidad
nos ofrece una misión excelsa: Llevar a plenitud los valores humanos que hay en
uno mismo y en los otros. Dice que la misión de la mujer es: Ser
instrumentos en las manos de Dios y realizar su obra en el lugar donde Él nos
coloca. Si la cumplimos, entonces realizamos lo mejor de nosotras para nuestro
ambiente y, por consiguiente, también para todo el pueblo”. (“Valor de la
feminidad para la vida del pueblo”).
Su preocupación por la mujer
nace de la conciencia que tiene de la dignidad humana, la cual se basa en
la afirmación del hombre como imagen de Dios o como ella solía expresar:
El ser finito participa del ser eterno de Dios. Veía la maternidad como una
participación en la obra creadora del Padre, de otra forma se desnaturaliza su
valor original; sin embargo, hoy en día se la tiende a ver como una carga
o como un problema que hay que evitar.
Para Edith Stein la
misión-vocación de la mujer en el mundo es muy importante, dice que la
ausencia de la mujer y de sus valores propios pone en peligro la realización de
la misma humanidad, y también ayuda a comprender lo que el mundo y la
Iglesia han perdido en su historia por mantener discriminada a la mujer.
Otra aportación de Edith
Stein es su concepto de ser humano, este es un ser capaz de Dios.
Descubrió que la verdad del
hombre existe, es real y que está en lo más profundo de cada persona y esto
constituye su dignidad y la base de su felicidad y plenitud (esta es una
aportación fundamental teresiano –sanjuanista). Hoy día en este mundo que
vivimos aquí en Europa materialista, consumista y racionalista, la visión
del hombre que nos ofrece Edith choca e interroga. Yo diría que da la respuesta
al vacío existencial de esta forma de vida.
Karl Popper
(Karl
Raimund Popper; Viena, 1902 - Londres, 1994) Filósofo austriaco. Estudió
filosofía en la Universidad de Viena y ejerció más tarde la docencia en la de
Canterbury (1937-1945) y en la London School of Economics de Londres
(1949-1969).
Año:
1902 - 1994
Corriente
filosófica: Falsacionismo
Pensamiento
Los principales
conocimientos que Popper utilizó para desarrollar sus ideas recaen en la manera
que tenía de ver el método inductivo dentro de las ciencias
empíricas.
Según estas ideas,
una hipótesis científica puede ser comprobada mediante una
observación continua del mismo evento, en repetidas ocasiones. Sin embargo,
algunos estudios posteriores de otros filósofos comprueban que solo un estudio
infinito de estos fenómenos hace que la teoría de Popper sea enteramente
correcta.
Popper utilizó el argumento
de otros científicos para explicar que las hipótesis pueden ser determinadas
por un criterio de falsificación. Es decir, un científico puede comprobar la
validez de sus ideas determinando una excepción a estas. Si no existe algo
contrario a la hipótesis, significa que es válida. Según Popper, las ciencias
tales como la astrología y la metafísica no son consideradas ciencias reales,
pues no se adhieren a los principios del criterio de falsificación establecido
por el pensador. Esto también incluye a la historia Marxista (las ideas que él
mismo negó) y al aclamado psicoanálisis de Sigmund Freud.
Aportes
Problema
de la demarcación y la falsificación
Según esta teoría de Popper,
es posible distinguir entre una teoría de una ciencia empírica y otra de una
ciencia no empírica.
A través de este método,
Popper buscó determinar cuáles son las diferencias metodológicas entre diversas
disciplinas científicas como la física y disciplinas no científicas, como lo es
la metafísica filosófica.
Básicamente, Popper dijo que
es capaz de determinar qué teorías tienen bases científicas y qué otras tienen
bases no científicas, dependiendo del tipo de argumento que se use para
demostrarlas.
Racionalidad
Según Popper, la
racionalidad no es una idea que se limita en su totalidad al campo de las
ciencias empíricas. Simplemente ve a la racionalidad como un método que se usa
para encontrar contradicciones dentro del conocimiento, para luego eliminarlas.
A partir de esta idea, es posible discutir ideas metafísicas con principios
racionales. Algunos estudiantes del filósofo incluso llegaron a decir que todas
las ideas pueden ser estudiadas dentro de un contexto racional, aunque el mismo
Popper nunca llegó a estar completamente de acuerdo con tales teorías.
Los aportes a lo que puede
ser considerado como racional fueron su principal bastión que moldeó las ideas
de sus otras teorías. Según Popper, la filosofía tradicional se encuentra
afectada por el hecho de que muchos autores se apegan al principio de razón
suficiente. Este principio asegura que todo debe tener una razón o causa, pero
Popper piensa que no todas las ideas (o incluso teorías) deben tener una
justificación.
Filosofía
política
Su mayor aporte a la filosofía
política fue su crítica a las ideas de historicismo, mediante las cuales se
suele atribuir una alta importancia a un período histórico. Según Popper, el
historicismo es la causa principal por la cual se desarrollan nuevos regímenes
autoritarios y totalitarios en el mundo.
Popper asegura que el
pensamiento humano es un factor que se desarrolla conforme la raza humana
evoluciona, por lo que predecir un evento futuro utilizando algo ocurrido en el
pasado no es válido. Para una sociedad no es posible saber qué cosas conocerá
en el futuro de una manera u otra, por lo que el historicismo pierde validez
según la teoría de Popper.
Además, una gran crítica de
Popper estuvo relacionada a su trabajo con el partido izquierdista durante sus
años de juventud. Se dio cuenta que los alzamientos marxistas ocasionaban una
gran cantidad de problemas dentro de la sociedad y, además, no estaban
orientados correctamente en lo que a ideología se refiere.
Juan Pablo II
(Karol
Wojtyla; Wadowice, Cracovia, 1920 - Roma, 2005) Papa de la Iglesia católica
(1978-2005). Elegido para el solio de Pedro en octubre de 1978, cuando ocupaba
el puesto de cardenal-arzobispo de Cracovia, el prelado polaco Karol Wojtyla
fue el primer pontífice no italiano en más de cuatro siglos.
Año:
1920 - 2005
Corriente
filosófica: Personalismo
Pensamientos
“El hombre de hoy parece
estar siempre amenazado por aquello que produce con el trabajo de sus manos y
su inteligencia, y las tendencias de su voluntad”.
“Un hombre cristiano deja de
ser joven, y hace mucho que no es cristiano, cuando se deja engañar por el
principio fácil y cómodo de que ‘el fin justifica los medios’”.
“Los pobres de espíritu son
aquellos que están más abiertos a Dios y a las ‘maravillas de Dios’”.
“El hombre no puede vivir
sin el amor. Él se vuelve un ser incomprensible para sí mismo y su vida es
destituida de sentido si no le fuera revelado el amor, si él no se encuentra
con el amor, si no experimenta y se no lo vuelve algo propio”.
“En el misterio de la Redención
el hombre es nuevamente ‘reproducido’ y, de algún modo, es nuevamente creado”.
“La Iglesia existe para
llevar a sus hijos a ser santos”.
“La santidad es la fuerza
más poderosa para llevar a Cristo al corazón de los hombres”.
“El sentido esencial de esta
‘realeza’ y de este ‘dominio’ del hombre sobre el mundo visible, que le fue
confiado por el propio Creador, consiste en la prioridad de la ética sobre la
técnica, en el primado de la persona sobre las cosas y en la superioridad del
espíritu sobre la materia”.
“La fe y la razón
constituyen dos alas a través de las cuales se eleva el espíritu humano para la
contemplación de la verdad”.
“El siglo XX será
considerado una época de ataques masivos contra la vida, una serie interminable
de guerras y una masacre permanente de vidas humanas inocentes. Los falsos
profetas y los falsos maestros han conocido el mayor éxito posible”.
“Una vez que se ha privado
al hombre de la verdad, es pura ilusión pretender volverlo libre”.
Aportes a la filosofía
Son indiscutibles la
originalidad y las aportaciones a la filosofía de Juan Pablo II, antes y
después de ser Papa. Quisiera hacer notar en este escrito, y como testimonio de
mi gratitud, al Sumo Pontífice difunto, dos de ellas importantísimas. Se
encuentran en su encíclica Fides et ratio y son independientes de
toda hermenéutica de su pensamiento. A pesar de ello, no han sido todavía
advertidas en la literatura filosófica.
En esta encíclica, Juan
Pablo II defiende el valor de la filosofía. Parte, para ello, de la situación
de la filosofía en la vida humana. Filosofar sería una actividad natural del
hombre. Juan Pablo II cita la afirmación de Aristóteles: «Todos los hombres
desean por naturaleza saber», y define incluso al hombre como «aquel que busca
la verdad».
Podría decirse que todo
hombre, en cierto sentido, es filósofo. Posee una concepción propia de la
realidad, que de algún modo da respuesta a los grandes interrogantes de la
existencia, y desde esta interpretación orienta su vida personal.
La filosofía, como saber
científico, simplemente continúa estos conocimientos naturales filosóficos del
hombre corriente, llevándolos a una mayor perfección terminológica, conceptual
y sistemática. La razón del hombre, que pertenece a su naturaleza, le empuja al
saber filosófico. El carácter natural de la filosofía explica el hecho,
señalado igualmente en la encíclica, de que todo pensar filosófico tenga un
mismo punto de partida extrínseco. «Es posible reconocer, a pesar del cambio de
los tiempos y de los progresos del saber, un núcleo de conocimientos
filosóficos cuya presencia es constante en la historia del pensamiento».
Puede concluirse,
finalmente, que «estos y otros temas indican que, prescindiendo de las
corrientes de pensamiento, existe un conjunto de conocimientos en los cuales es
posible reconocer una especie de patrimonio espiritual de la Humanidad».
Debe reconocerse que, en
nuestra época, algunos de estos contenidos nucleares están desfigurados o
rehusados. De manera que, en «este período de rápidos y complejos cambios,
expone especialmente a las nuevas generaciones, a las cuales pertenece y de las
cuales depende el futuro, a la sensación de que se ven privadas de auténticos
puntos de referencia. La exigencia de una base sobre la cual construir la
existencia personal y social se siente de modo notable, sobre todo, cuando se
está obligado a constatar el carácter parcial de propuestas que elevan lo
efímero al rango de valor, creando ilusiones sobre la posibilidad de alcanzar
el verdadero sentido de la existencia. Sucede de ese modo que muchos llevan una
vida casi hasta el límite de la ruina, sin saber bien lo que les espera».
Confiesa Juan Pablo II que,
precisamente «por eso, he sentido no sólo la exigencia, sino incluso el deber
de intervenir en este tema, para que la Humanidad, en el umbral del tercer
milenio de la era cristiana, tome conciencia cada vez más clara de los grandes
recursos que le han sido dados y se comprometa con renovado ardor en llevar a
cabo el plan de salvación en el cual está inmersa su historia».
La Iglesia hace de buen
samaritano, como en otros ámbitos, con la filosofía. Deseaba el Papa, con esta
encíclica, «devolver al hombre contemporáneo la auténtica confianza en sus
capacidades cognoscitivas, y ofrecer a la filosofía un estímulo para que pueda
recuperar y desarrollar su plena dignidad».
En esta encíclica, se
defiende la metafísica. La razón, y más concretamente la filosofía, no deben
renunciar a la metafísica. Existe una realidad metafísica, que está más
allá, y es alcanzable de algún modo por el conocimiento humano. «Dondequiera
que el hombre descubra una referencia a lo absoluto y a lo trascendente, se le
abre un resquicio de la dimensión metafísica de la realidad: en la verdad, en
la belleza, en los valores morales, en las demás personas, en el ser mismo y en
Dios».
La necesidad de que la
filosofía se apoye en la metafísica se advierte, por una parte, desde la
teología: «Un pensamiento filosófico que rechazase cualquier apertura
metafísica sería radicalmente inadecuado para desempeñar un papel de mediación
en la comprensión de la Revelación. La palabra de Dios se refiere continuamente
a lo que supera la experiencia e incluso el pensamiento del hombre; pero este
misterio no podría ser revelado, ni la teología podría hacerlo inteligible de modo
alguno, si el conocimiento humano estuviera rigurosamente limitado al mundo de
la experiencia sensible. Por lo cual, la metafísica es una mediación
privilegiada en la búsqueda teológica». Por consiguiente, «una teología sin un
horizonte metafísico no conseguiría ir más allá del análisis de la experiencia
religiosa, y no permitiría al intellectus fidei expresar con coherencia el
valor universal y trascendente de la verdad revelada».
Bibliografís Consultada:
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